La detención de opositores emblemáticos y el fuerte operativo de las fuerzas de seguridad en las calles de La Habana y otras ciudades de Cuba fueron clave para diluir las protestas convocadas para ayer por la oposición al Gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel, que leyó la jornada simplemente como «festiva» por el regreso a clases de los escolares y el retorno del turismo.
Pese a que los grupos de activistas habían ratificado que mantendrían el plan de protesta, aun con la prohibición de las autoridades, no hubo multitudes hasta bien entrada la tarde y buena parte de los discursos antigubernamentales se trasladaron a las redes sociales.
La protesta convocada por la oposición fue una «operación fallida que se ha intentado articular» desde Estados Unidos y «ha sido un rotundo fracaso», destacó el canciller Bruno Rodríguez, en una transmisión por Facebook.
Temprano se supo de la detención de la líder del movimiento disidente Damas de Blanco, Berta Soler, y su marido, el expreso Ángel Moya; y del arresto de Manuel Cuesta Morua, del grupo Consejo para la Transición Democrática.
Otro disidente, Guillermo Fariñas, está detenido desde el viernes pasado y, a través de la red Twitter, se informó de las detenciones de Adrián Nápoles Capote, coordinador del Grupo Archipiélago en Las Tunas, y de la historiadora de arte y activista, Carolina Barrero.
El grupo Archipiélago era uno de los convocantes a la marcha, y la casa de su líder, Yunior García, está desde el domingo rodeada de policías, según reportaron diversos medios de prensa de todo el mundo, que detallaron además que en el emblemático malecón costero de la capital se apostaron casi en cada esquina grupos de tres oficiales, especialmente en el tramo del centro de la ciudad.
Agentes de civil de la seguridad del Estado también se desplegaron en plazas y parques y en Twitter se vieron imágenes insólitas de activistas que, con remeras blancas -el color de la convocatoria- eran escoltados 50 metros hasta volquetes en los que tiraban bolsas de residuos.
La protesta estaba llamada a cuatro meses de las manifestaciones sin precedentes ocurridas el 11 de julio pasado, que dejaron un muerto, decenas de heridos y 1.270 personas detenidas, de las cuales 658 siguen en prisión, según la ONG de defensa de derechos humanos Cubalex.
Quienes no pudieron salir ayer de sus casas expresaron su adhesión a la «Marcha cívica por el cambio» colgando sábanas blancas en los frentes de sus casas.
«Los reportes que recibimos de Cuba son desoladores. El régimen ha desplegado las fuerzas de seguridad de forma masiva. Muchos periodistas y críticos están sitiados en sus casas. Algunos han sido detenidos. La intención es clara: suprimir cualquier intento de protesta», escribió en su cuenta de Twitter el director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco.
En términos similares se manifestó la directora regional de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Ross: «Las imágenes desde Cuba son aterradoras. Las ciudades sitiadas por seguridad del Estado y policía, y personas activistas, periodistas y artistas bajo acoso y ‘arrestos’ domiciliarios ilegales», tuiteó desde un acto ante la embajada de Cuba en México.
Asimismo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación por reportes de «intimidaciones, asedio policial, citaciones a interrogatorios, amenazas a organizaciones, presiones a la prensa y retiro arbitrario de credenciales a periodistas internacionales».
La periodista Yoani Sánchez, dura crítica del Gobierno, denunció también en Twitter que «alrededor de la redacción del diario 14ymedio hay un operativo conformado por ´los factores´ (exmilitares y militantes del PCC jubilados, más miembros de los CDR). Además, se ven agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil en las salidas del edificio».
No obstante, para el Ejecutivo isleño el día marcó la vuelta a la normalidad tras meses de cierre de las fronteras del país y de las escuelas debido a la pandemia del coronavirus.
«Así amanece Cuba el 15 de noviembre, con más de 700.000 pioneros (alumnos) en las aulas, recibiendo amigos, familiares y turistas, reactivando el quehacer productivo, disminuyendo los casos de Covid», escribió temprano el presidente Miguel Díaz-Canel en Twitter.
El mandatario asistió a la reinauguración del curso escolar en una escuela de Ciudad Libertad, un área del oeste de La Habana que en el pasado fue un cuartel militar, ahora convertida en zona escolar.
En su transmisión, el canciller Rodríguez ironizó sobre grupos anticastristas fuera de Cuba y las numerosas declaraciones de funcionarios de Estados Unidos que pidieron al Gobierno respetar el derecho a la manifestación.
«Se quedaron vestidos para aquella fiesta; algunos de mis colegas en Washington se quedaron vestidos», se jactó.
Ayer, Díaz-Canel insistió con su denuncia sobre la intención de «subvertir el orden interno» de parte de los convocantes y las «campañas mediáticas contra Cuba», prometiendo que «Cuba va a vivir en paz», y varios funcionarios postearon en redes sociales fotos de las calles de la isla para resaltar la situación de calma.
Las autoridades acusan a los organizadores de la protesta de ser agentes entrenados y financiados por Estados Unidos para provocar un cambio de régimen, y por eso prohibieron la manifestación y los amenazaron con sanciones penales.